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El Embuste de Simeón
–El fraude “AtsigaNa”–

 

Dado que la conciencia del origen hebreo de los romaníes se está acreditando progresivamente, principalmente entre los mismos grupos gitanos –aunque no siempre de manera correcta–, una nueva teoría falsa y fraudulenta ha sido urdida por personas inescrupulosas, hipócritas y deshonestas: el supuesto origen en la Tribu de Simeón (Shimon).
El artífice de este fraude es un hombre con un trastorno mental grave, que no admite ser contradicho y calumnia a quien desenmascara sus mentiras, y está respaldado por algunos falsos gitanos que en realidad son gachós (payos) disfrazados de gitanos. Sin embargo, no es de nuestro interés describir con mayor detalle las mentes oscuras detrás de esta farsa, sino exponer la teoría en sí misma y su carácter anti-histórico y anti-bíblico.
Toda esta conjetura se basa en anagramas, palabras en diferentes idiomas artificialmente relacionadas entre sí, cálculos absurdos de gematría e interpretaciones irracionales, ridículas y especulativas de las Escrituras. El nombre en sí de la llamada “fundación” es una expresión hebrea que se encuentra en Génesis 33:15, que suena más o menos similar al exónimo dado a los romaníes por los griegos y otras naciones europeas, pero no corresponde con la auto-designación por parte de los romaníes.

El texto en hebreo y su transliteración:

La traducción en la Biblia de las Américas:

“Y Esaú dijo: Permíteme dejarte parte de la gente que está conmigo. Pero él dijo: ¿Para qué? Halle yo gracia ante los ojos de mi señor”.

El autor de esta hipótesis relaciona las palabras de Esaú “atziga-na” con la designación general para gitanos en algunos idiomas europeos (Aθίγγανος, Цыга́н, Cigány, Tsigane, etc.), cuando en realidad no hay ninguna conexión sino sólo una asonancia. La expresión pronunciada por Esaú se traduce generalmente como “permíteme dejarte” –con el significado de presentar, conceder, asentar–, y se refiere a algunas personas que estaban con él a quienes sugirió pasar a su hermano Jacob. Es sobre esta única afirmación que se funda toda la teoría, supuestamente relacionando a Esaú con los gitanos. Evidentemente, tal asociación es lingüísticamente ridícula y carece del más mínimo apoyo bíblico.

¿Qué tiene que ver Simeón con todo esto? Nada, de hecho. Toda la teoría se basa en suposiciones falsas e increíblemente absurdas. Para establecer una relación entre Simeón y Esaú con esta extraña declaración que supuestamente se refiere a los gitanos, el embustero que la creó dice que hay dos linajes diferentes en la humanidad: uno que desciende de Adán (el bueno) y el otro de la Serpiente del Edén (el maligno), y a este despropósito añade que todos los partos de gemelos mencionados en la Biblia fueron generados por dos hombres diferentes con la misma mujer, algo que es sumamente improbable. Por lo tanto, dice que además de Caín y Abel –supuestamente mellizos, hijos de la Serpiente y de Adán respectivamente–, dice que también Esaú y Jacob no eran ambos hijos de Isaac, sino que Esaú era de Eliezer de Damasco (quien a su vez sería descendiente de Nimrod, por lo tanto, del “linaje del maligno”), y de la misma manera, dice que Simeón y Leví eran gemelos –de lo que las Escrituras no dan absolutamente ningún indicio– y que Simeón no era de Jacob, sino de Esaú. Sus interpretaciones erróneas y delirantes en este aspecto también afectan a otros personajes de la Biblia, por ejemplo, Salomón, de quien afirma sería el hijo de Urías Heteo, mientras que el faraón Sheshonq sería uno de los hijos del rey David. La lista de atribuciones de paternidad inverosímiles incluye a Asenath, la hija de Potifera que fue la esposa de José, habría sido la hija de Simeón y de su propia hermana Dina, por lo tanto, se trataría de una relación incestuosa múltiple. Sólo una mente muy enferma con problemas de naturaleza sexual puede concebir tales ideas.

Además de las tonterías ya mencionadas, el promotor de esta teoría tiene una grave deficiencia en las matemáticas, ya que afirma que Simeón tenía trece años cuando mató a los hombres de Siquem. Este incidente se describe en Génesis 34:25-29 y ocurrió después de la ocasión en que Dina salió a ver a las hijas de la tierra y fue violada, Génesis 34:1-2. Esto significa que Dina debería haber tenido al menos doce años en ese momento. Dina fue la séptima hija de Lea y la undécima de Jacob, mientras que Simeón fue el segundo hijo de ambos. De acuerdo con la secuencia dada en Génesis 29:32 a 30:21 y estimando que cada niño nació un año después del hermano anterior, Simeón debería haber sido al menos nueve años mayor que Dina. Después del nacimiento de Dina, Jacob engendró a José, y luego él permaneció en Harán hasta que se enriqueció (Génesis 30:25-43), esto significa que no llegó inmediatamente a la tierra de Canaán. Por lo tanto, cuando Simeón mató a los siquemitas, no debería haber tenido menos de veintiún años.

Otras sandeces que el mencionado embaucador afirma son las siguientes: que el ángel que luchó con Jacob en Génesis 32:24-28 era Simeón (un niño de doce años según sus propios cálculos grotescos) y que cuando José arrestó a Simeón en el episodio narrado en Génesis 42:24 lo hizo sólo para liberarlo y presentarle a sus supuestos nietos Manasés y Efraim, ya que la madre de ellos habría sido hija de Simeón y no de Potifera. Tales afirmaciones están abiertamente en contra de cualquier exégesis de la Biblia, a cualquier nivel. De hecho, “Y llamó José el nombre del primogénito Manasés (Menashsheh); porque Dios me hizo olvidar (nashah) todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre” (Génesis 41:51), es decir, eliminó todos los recuerdos de su familia original. y no tenía ningún interés en vincular a la nueva que había formado con su propio pasado.

Ésto es todo lo que tiene que decir la teoría de “AtsigaNa” con respecto a las “pruebas” de que los gitanos provienen de Simeón. Demasiado estúpido para ser creído. Una expresión dicha por Esaú y una serie de relaciones arbitrariamente atribuidas, sin ningún sustento de las Escrituras y sin ninguna evidencia histórica, sino sólo una concepción caprichosa de una mente perturbada.

Además, la “fundación AtsigaNa” también tiene una agenda oculta: el propósito de toda esta especulación sobre la supuesta existencia de un “linaje maligno” y un “buen linaje” y la subsiguiente afirmación de pretender que los gitanos desciendan de un hijo bastardo generado por el “malvado” Esaú, pero crecido por el “bueno” Jacob, apunta a la conversión de los gitanos al judaísmo, para que puedan “volver al camino correcto”. El proceso se llevaría a cabo a través de un aún inexistente “Instituto Tsigano” que supuestamente se fundaría en Israel, con rabinos corruptos que enseñarían a los gitanos el idioma hebreo y la interpretación de la Torá. Aquellos que decidieran permanecer en las iglesias cristianas gitanas –odiadas por el fundador de AtsigaNa y sus cómplices pseudo-gitanos, quienes detestan de manera especial a la organización “Vie et Lumière, Mission Évangélique des Tziganes”– pertenecerían al linaje de Esaú. Para financiar este supuesto instituto, la asociación delictiva AtsigaNa ha establecido un fondo de donación, a través del cual recolectan dinero para su propio beneficio, estafando a personas que pueden caer en su engaño.

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